"Esto es para los cómicos de España"

"Mamá, esto es para ti. Esto es para ti; esto es para tus abuelos; para tus padres, Rafael y Matilde. Esto es para los cómicos de España, que han traído como tú el orgullo a nuestro oficio."

Con estas emotivas palabras, Bardem recogía ayer por la noche su merecido Oscar por ese increíble, cruel y sádico Anton Chigurth, uno de esos personajes que se queda clavado en la retina del espectador y que ha entrado ya directo en la historia del cine. Debo decir que no creo que sea el personaje más difícil de su carrera, ni el más arriesgado, ni mucho menos el que más faena le ha dado... Debo decir, porque así lo creo, que para hacer ese personaje necesitas primero un guionista que te sirva semejante bombón, una presencia física imponente y unas cuantas tablas. Lo dejas en manos de los directores, y el resto está hecho. Eso sí, la película de los Coen sin Bardem no hubiera sido la gran triunfadora de ayer en Hollywood.

En cuanto al resto de premios, decir que las previsiones se fueron cumpliendo una a una, menos en el caso de las actrices... pues ahí la academia nos salió por peteneras. En mejor actriz, la favorita era Julie Christie, pero ganó la francesa Marion Cotillard (segunda actriz en la historia de los Oscar, después de Sofía Loren, que gana un Oscar por hablar en un idioma diferente al inglés). En secundarias, en cambio, la increíble y estupenda Tilda Swinton desbancó a las favoritas: Cate Blanchett i Amy Ryan.


La gala fue más o menos rápida, más o menos divertida... pero un poco anticuada estéticamente. El decorado, "kitsch", como siempre, y los números musicales me parecieron bastante de cartón-piedra, sobretodo los últimos de "Encantada". Vaya, que después del look "modernizado" del año pasado, con los originales vídeos de "foto-matón", las salidas de tono de Ellen Degeneres y las imágenes animadas que construía un grupo de bailarines, parece que hemos vuelto para atrás... Bastante atrás.


Los modelos de las actrices volvieron a llamar la atención en la alfombra roja, como no. Pero lejos de ese estallido de colores que se anunciaba como última tendencia, nos sorprendimos al ver mucha contención en los diseños, y sobre todo mucha unidad cromática: mucho negro, mucho rojo... y poco más. Las mejores, para mi gusto, Hillary Swank, Anne Hataway, Hellen Mirren o la siempre correctísima Nicole Kidman. Muy bonito el vestido de Calista Flockhart; horroroso lo que llevaban Diablo Cody y la acompañante de Daniel Day-Lewis; y original, el modelo de la siempre original e inclasificable Tilda Swinton. Por cierto... una maldad: se rumorea que Marion Cotillard le robó el vestido a la que hace de Sirenita en Eurodisney-París. Eso sí, le faltaba la cola de pescado.