sábado, abril 26, 2008

De delgadeces y otras historias


"Pero, ¡qué estropeada está esta perra!" o "¿Ya le das de comer?" o "¡Ay, pobre! ¿Que no te come?". Esta es una pequeña muestra de las frases más repetidas en los paseos que mantenemos yo y mi perra Björk (antes llamada Mar... ¡¡¡y que nadie me pregunte por el cambio!!!).

A parte de tener perro, cosa a la que no estaba acostumbrado, lo de los comentarios sobre la delgadez es algo que conozco bien y que he tenido que aguantar toda la vida: "Uy, que prim que estàs, no?". A este comentario, evidentemente, hay que ponerle cara de asco, pues lo que para otros podría parecer un piropo para mi era casi siempre una especie de desprecio. Y ya no os digo si yo iba en bañador o sencillamente desnudo, pues las costillas Armengolianas -herencia de mi padre y sus antecesores- despertaban toda clase de nauseas y caras de pánico. Supongo que mis pobres carnes les hacían revivir toda clase de escenas apocalípticas, próximas a los campos de Auswitch o Treblinka. (Siempre pensé que podría haber hecho de extra en "La lista de Schlinder"... Mira por donde, me habría hecho ilusión.)


Este es un país de redondeces y suculentas carnes. Se persigue la delgadez -cada vez con más ahínco y obsesión- y se admira un cuerpo sin grasas, siempre que antes haya habido el esfuerzo por borrar todo lo que sobraba. Si naces enjuto, en cambio, no tienes valor. No has hecho esfuerzo ninguno... y eso debe dar rabia, digo yo.

"Qué seco estás" es una frase lícita. "Qué gorda te has puesto" es una de las frases más castigadas por el código social; una auténtica afrenta que sólo se puede borrar batiéndose en duelo. Por cierto... he jugado con el masculino ("seco") y el femenino ("gorda") porque en general son los opuestos a los prototipos de cada género. No es que ser gordo esté bien visto, pero la ausencia de carnes en un hombre sólo es sinónimo de enfermedad, drogadicción o hambruna "etiope".

Me siento identificado con Björk (con la perra, no con la cantante) y también con mi sobrino Yerai, que pesa menos que yo a su edad... y que promete una interesante delgadez. Es por eso que les regalo este post, y estas bonitas fotos... que bien podrían llamarse "Adolescente con perro" o "Depresión canina" o "Rebelde sin causa... pero con perro".

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2 Comments:

Blogger xesca said...

Ja ja, como me he reído con tu post.
La gente no sale de los tópicos, no evoluciona, cuando yo iba al pueblo de mi padre de vacaciones, allá por las extremaduras, su mejor piropo era decirte: - "ay, que bien te veo, que gordita estás" Digo yo que les viene de la cultura del gorrino, que mientras más gordo está mejor claro, pero a mi, maldia la gracia que me hacía.

9:42 p. m.  
Blogger CARLES ARMENGOL said...

Pues creo que la perra me está engordando...!! Al final voy a tener complejos de verdad. Vamos, que el colmo de un delgado es que se te engorde el galgo, ¿no?

12:33 a. m.  

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