
Ya pasó el día del Orgullo Gay, que se celebra cada 28 de junio en todo el mundo. Esta vez, Madrid fue la capital europea y la manifestación, o simplemente desfile, desbordó todas la expectativas. Según la organización, dos millones de personas salieron a las calles de la ciudad para participar, exhibirse, chafardear o criticar esta fiesta... que no deja de tener sus luces, sus sombras (de ojos, claro) y sus purpurinas de colores.
Nunca he sido el típico gay de tanga y sombrero de cow-boy (más que n

ada, porque no me quedan bien), pero cada vez que alguien se escuda en esa imagen para criticar a todo el colectivo me parece que más bien es la nueva forma que se ha inventado la sociedad (la supuestamente tolerante y permisiva) para seguir alimentando sus prejuicios.
Los medios de comunicación no han dejado de hablar estos días del Europride, y en principio era con un mensaje mayoritariamente positivo (bueno, también existen la COPE y similares, pero mejor dejarlos en paz por hoy, que ya tienen bastante con lo suyo). Tal como digo, parecía que todo era apertura, nuevos tiempos, libertad... pero, tarde o temprano, algún tertuliano o entrevistador dejaba ir la frasecita: "Pero no creéis que la imagen del gay que baila desnudo en la carroza desprestigia vuestro mensaje".
Vamos a ver: ¿cuál es el desprestigio? ¿de qué mensaje hablamos? El Europride o día del Orgullo Gay, o como quieras llamarlo, es una FIESTA. Sí, una fiesta que parte de una REIVINDICACIÓN, y que a pesar de tangas y plumas, por poco que te esfuerzes, la acabas encontrando en cualquier tablado de Chueca. Estos días he oído a transexuales que defendían sus derechos después de una actuación, travestis que luciendo sus mejores galas criticaban la postura del PP o pedían un poco más de conciencia por parte de todos. He visto y oído algunas cosas, que luego no se recogen en los periódicos. Allí sólo sale la foto del chico del tanga.
Creo que en realidad la crítica de muchos heteros (no todos, faltaría más

) se debe a que no han llegado a perder los prejuicios hacia los "mariquitas". Los han transformado, simplemente. Ahora aceptan y toleran que estemos ahí, que seamos visibles y que tengamos derechos, pero si puede ser... que no se note demasiado.
Por último, citar sólo la mala fortuna del programa "EL CLUB", de TV3, que entrevistó a Jordi Petit (secretario general de la Coordinadora Gay-Lesbiana) y a continuación -en la misma mesa, y con los mismos tertulianos- debatió sobre la posibilidad de que los animales domésticos puedan entrar -o no- en los restaurantes y otros lugares públicos. Me pareció siniestramente cómico, e incluso alguno de los invitados -un poco avergonzado- tuvo que llamarles tímidamente la atención. ¿Ingenuidad, quizás? ¿Mala leche? Creo que sólo fue "mala fortuna"... igual que la que tenía el Ayuntamiento de Santa Coloma, que hace años despachaba el "Registro de parejas de hecho" y el "Registro de animales domésticos" por la misma ventanilla.
(Clicad encima de la primera foto, en la que salimos Ginés y yo, y veréis que bien se ve. La foto es en la misma plaza de Chueca y nos la hizo una marca de refrescos que se promocionaba... sacando a la gente del armario.)